Defiende tu vigor

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Desde Ling (1839) a nuestros días la Gimnasia Educativa ha perseguido y realizado estos cuatro fines: enderezar la columna vertebral para favorecer la estética, amplificar la cavidad torácica para proporcionar mayor espacio al libre juego de los pulmones, fortalecer la pared abdominal para asegurar el sostén y contención de las vísceras, perfeccionar el automatismo, sinergia y coordinación de los movimientos musculares, para que estos se verifiquen con economía energética, agilidad, ritmo y destreza, dando al cuerpo humano la máxima belleza, deducida de un tipo que cada cual tiene asignado por ley de herencia y constitución física. Tras de éstos fines se va con la práctica de la adecuada lección diaria de Gimnasia Educativa, que busca la sustitución de los movimientos automáticos defectuosos por otros voluntarios correctos, que con la repetición se harán automáticos y se incorporarán a los movimientos, gestos y posturas habituales. Cada persona tiene una manera particular de presentársenos a la que contribuyen la forma corporal, los gestos, la posturas, el equilibrio, el ritmo y los movimientos habituales, especialmente los de andar, pararse y girar. El conjunto de estas cualidades compone el “gesto personal”, por el que es reconocida una persona desde cualquier punto de vista que se la observe. El “gesto personal” es lo único que queda en el alma de los vivos para reccordar, tal y como fueron en su aspecto físico, a las personas queridas desaparecidas para siempre; es todo lo que de nosotros se manifiesta espontáneamente en la vida de relación intrascendente, sin intervención de la voluntad. Esto que caracteriza a cada individuo es modificable y así conviene que sea, para proporcionarle virtudes físicas favorables o quitarle defectos que perjudiquen a la salud o a la estética.

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